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7 claves para entender qué es la pedagogía Waldorf

La pedagogía Waldorf es un método educativo que busca desarrollar al ser humano en su totalidad, integrando pensamiento, emoción y acción. Creada por Rudolf Steiner, esta propuesta pedagógica se basa en siete pilares fundamentales que favorecen un aprendizaje significativo y un desarrollo armonioso. Desde la importancia del ritmo y el movimiento en la educación hasta el fomento de la imaginación y la construcción de relaciones afectivas duraderas, Waldorf ofrece un camino hacia la libertad y el autoconocimiento. En este artículo, exploramos las claves esenciales que definen esta filosofía educativa y cómo puede transformar la forma en que entendemos la enseñanza y el aprendizaje.

A veces se habla de la pedagogía Waldorf como que si fuera algo místico, algo que pocos ungidos comprenden. Esto simplemente no es así, la pedagogía debe estar al alcance de todos, este es precisamente uno de los objetivos principales de haber creado este blog. Para que tú también puedas comprender un poco mejor qué es la pedagogía, Waldorf te dejo siete conceptos clave que te ayudarán a entenderla más.


Etapas evolutiv​as

Rudolf Steiner, fundador de la pedagogía Waldorf, dividió la vida del ser humano en etapas de siete años. Cada una de estas etapas agrupan características similares que nos permiten conocer mejor las necesidades de nuestros hijos o nuestros estudiantes dependiendo la edad en la que se encuentran. El currículo de estudios busca responder a lo que los alumnos viven, para que su aprendizaje sea significativo. No hay nada mejor que lograr despertar el interés de los alumnos para que ellos sean los que tengan el deseo de aprender, en lugar de obligarlos a asistir a clase. De igual forma, conocer las características que guarda cada etapa evolutiva nos puede ayudar a conectar y comunicarnos de forma más efectiva con nuestros hijos. Dependiendo si son niños de la primera infancia, si están en la escuela primaria o si tenemos hijos adolescentes.


Ritmo

En la vida todo tiene un ritmo, nuestra respiración al inhalar y exhalar o nuestros ritmos circadianos que hace que nos dé sueño y amanezcamos con más energía. El sol nos permite tener un ritmo diario y poder así determinar cuando inicia y termina un día. En los países que esto no ocurre, porque están muy al norte o muy al sur de nuestro planeta, podemos comprobar cómo esto afecta a sus habitantes. Pero también la posición de los astros en el cielo nos permiten tener un ritmo anual, patrones que se repiten cada 365 días aproximadamente.

Asimismo, la pedagogía propone que exista un ritmo sano en cada cosa, que podamos inhalar y exhalar durante el día, que tengamos una respiración adecuada en la alternancia de actividades que vamos realizando. Pero esto no solo se limita a las actividades del día, podemos tener un ritmo semanal, sentir cómo un miércoles no es igual a un sábado, o como domingo no se parece al lunes, aunque están uno a la par del otro. Además, la humanidad creó ciertas festividades para que todos seamos capaces de sentir el paso del tiempo y de las estaciones del año, sin que todos tengamos que estar llevando un detallado registro de la trayectoria de las estrellas en el cielo.

Así como esto ocurre en la naturaleza y en la forma en que las sociedades humanas se han organizado, de igual manera buscamos replicar el ritmo en la educación. Las clases dentro de la pedagogía tienen espacios de expansión y contracción como nuestros órganos en el proceso respiratorio. También nuestro año tiene ciertos festivales que marcan el paso del tiempo e incluso tenemos hitos que se van dando en ciertas etapas de la vida. En cada una de las etapas evolutivas hay logros y eventos que marcan justamente ese avance, que merecen la pena reconocerlos y celebrarlos.

Si quieres saber más sobre cómo puedes llevar un ritmo sano en casa, también puedes leer el siguiente artículo:

¿Qué significa llevar un ritmo sano en casa?


Movimiento

Una de las características de la vida más olvidadas por el modelo de educación escolar que nació de la Revolución Industrial, es el movimiento. Conforme el tiempo ha ido avanzando, las sociedades se han vuelto cada vez más sedentarias. En general, nuestro movimiento es cada vez menor por diversas razones. Nuestros trabajos emplean cada vez más tiempo detrás de una computadora, incluso ahora, sin tener que trasladarnos de nuestro hogar en muchas ocasiones, la información, las comunicaciones, el entretenimiento, todo nuestro estilo de vida requiere cada día menos y menos movimiento.

Las consecuencias del sedentarismo empezaron a aparecer décadas atrás y tenemos suficiente evidencia para ver sus efectos negativos. Desde las más evidentes a nivel físico, como lo es el sobrepeso, hasta consecuencias menos visibles socialmente como nuestra salud emocional o los problemas de aprendizaje que con el tiempo se presentan en una mayor parte de la población.

Desde que nacemos nuestro principal medio de aprendizaje comienza a ser el movimiento. Aprender a dominar el movimiento de nuestras extremidades nos lleva tiempo, porque tienen que formarse las conexiones neuronales necesarias para que esto suceda. Conexiones que se forman a base de prueba, error y práctica. Es precisamente esa sinapsis la que luego nos permitirá primero gatear y después caminar. Lo que muchas veces no es tan evidente es que precisamente esos mismos procesos son los que después contribuyen al aprendizaje del habla. Y así podemos ir concatenando cómo ese movimiento y coordinación van abriendo paso a procesos más avanzados de pensamiento.

Movernos también cambia nuestro estado de ánimo, algo fundamental para permitir el aprendizaje, no solo en la primera infancia, sino que sobre todo en la niñez y la adolescencia. Es por eso que, a diferencia de otros sistemas educativos donde se premia al estudiante que es capaz de permanecer sentado en su escritorio todo el día, la pedagogía Waldorf promueve el movernos constantemente. Y esto lo propone no solo en el jardín de niños, sino a lo largo de toda la educación escolar. Por esta razón el movimiento es una característica clave de la pedagogía. Sencillamente como diría Jorge Drexler al final de su canción que precisamente se llama 

Movimiento

«Si quieres que algo se muera, déjalo quieto».

Jorge Drexler

Imaginación

«La imaginación es más importante que el conocimiento»

Albert Einstein

En un mundo donde se cree que ya todo fue inventado y que, hasta cierto punto, la vida y la educación se tratan únicamente de conocer la verdad, la imaginación queda relegada a un plano inexistente. Incluso se penaliza tachando a las personas que la cultivan de soñadoras y de estar fuera de la realidad. Sin embargo, es innegable que solo a través de la imaginación es que hemos logrado los avances que actualmente poseemos como civilización. Sin la imaginación no conoceríamos la relatividad, no hubiésemos mandado a un hombre a la luna, ni seríamos capaces de comunicarnos de forma inalámbrica, por lo que no podrías estar leyendo este artículo.

Numerosos científicos, no solo Einstein, han hecho hincapié en la importancia de la imaginación para el avance tecnológico y social. Entonces, si para estas grandes mentes es tan importante, por qué los sistemas educativos siguen sin valorarla y sin estimularla. La pedagogía Waldorf, por el contrario, busca cultivarla a través de diferentes instancias. Empezando por los juguetes que carecen de expresiones faciales definidas, para que los niños las imaginen, o las cuerdas tejidas que pueden hacer a veces de una serpiente y otras de una cuerda para salvar a una persona de ahogarse. Pasando por cuentos e historias que estimulan la imaginación de los estudiantes para ponerle rostro y personalidad a cada personaje o más adelante con la creatividad de las expresiones artísticas en la etapa adolescente.

Así, podría listar una enorme cantidad de oportunidades que la educación Waldorf propone para estimular la imaginación y la creatividad. Y aunque no todos seremos el próximo Einstein, sí podemos reconocer que si contamos con una mente imaginativa podremos enfrentarnos a la vida y sus conflictos con mucho más herramientas.


Camino hacia la libertad

Una de las cosas más importantes dentro de la pedagogía Waldorf y la crianza consiente es reconocer que nuestros hijos o nuestros alumnos son seres soberanos. Es decir, ellos se gobiernan a sí mismos. Esto no significa que sean independientes, lo cual es diferente. Por supuesto que cuando los niños son niños, no son autosuficientes, no me refiero únicamente a una cuestión financiera, sino también a que dependen de la guía y el cuidado de los adultos que los rodean. Pero sí gobiernan sus sentimientos, sus pensamientos, su actuar. También gobiernan sus anhelos, sus gustos y sus decisiones.

En otras palabras, son un ser diferente a nosotros que no tiene por qué pensar o actuar igual que nosotros o específicamente de acuerdo al plan que les habíamos trazado. Entender esto es clave para la crianza y la educación porque cambia el enfoque completamente. Si nosotros reconocemos a nuestros hijos y a nuestros alumnos como seres soberanos, con capacidad de autogobernarse, entonces en vez de prepararlos para la vida que nosotros diseñamos para ellos, cambiamos nuestro rol a ser guías y acompañantes de un rumbo que ellos decidirán ejerciendo su soberanía.

Por eso es que la pedagogía Waldorf se conoce como la pedagogía del camino hacia la libertad, no porque las aulas carezcan de estructura y reglas, sino porque el fin último de la educación debiera ser que esos seres soberanos más adelante sean también independientes y logren ejercer su libertad. Pero ejercer la libertad no es algo sencillo en esta vida, tenemos muchísimos mecanismos mentales, materiales y sociales que nos mantienen prisioneros. Nuevamente, no me refiero solo a la parte financiera o física, hay ideas y pensamientos preconcebidos que nos impiden ejercer esa libertad de forma plena. Así que cuando se habla que la pedagogía Waldorf es el camino hacia la libertad, no es porque se diseñen escuelas anárquicas, sino porque se espera dotar a los estudiantes de las herramientas necesarias para que lleguen a reconocerse soberanos y consigan ser libres.

«Si nosotros reconocemos a nuestros hijos y a nuestros alumnos como seres soberanos, con capacidad de autogobernarse, entonces en vez de prepararlos para la vida que nosotros diseñamos para ellos, cambiamos nuestro rol a ser guías y acompañantes de un rumbo que ellos decidirán ejerciendo su soberanía. «


Relaciones afectivas

Una de las características más conocidas de la pedagogía Waldorf y que más emociona a los padres que eligen este método para sus hijos es que los mismos maestros acompañan a los estudiantes durante varios años. Lo más conocido es el área de la escuela primaria que va de los grados 1-8. Por ocho años la misma maestra acompaña al mismo grupo de estudiantes, volviéndose experta en el grupo más que simplemente en el contenido de segundo primaria. Sin embargo, no es solo durante estos ocho grados que el mismo docente acompaña, también en la etapa del preescolar la misma maestra se mantiene con el grupo, que normalmente involucra varias edades, hasta que el alumno avanza a Grado 1. Igualmente en el High School, aunque aquí ya se tienen profesores especialistas en cada materia, siempre hay un encargado que vela durante los cuatro años por el bienestar del grupo.

Esta dinámica crea una relación afectiva que permite a los docentes construir relaciones afectivas significativas con sus estudiantes y con los padres. Al fin de cuentas, la educación es un proceso socio-afectivo y por eso la pedagogía se vale de este método para lograr esas relaciones que potencien el aprendizaje. No hay nada más satisfactorio como padre que saber que quien guía el proceso de enseñanza con su hijo también se preocupa por su bienestar y lo estima genuinamente.

Así que a diferencia de un sistema tradicional que impone distancia y frialdad entre docente y estudiante, disfrazando esta medida como parte de la profesionalidad docente, la pedagogía Waldorf exhorta la construcción de relaciones cercanas que fomentan el cuidado y aprendizaje de los alumnos.


Enfoque integral

Una de las frases más trilladas de todas las instituciones que tienen una oferta educativa es que buscan proveer una educación integral. Pero detrás de cada frase trillada hay algún tipo de verdadero anhelo aspiraciones. Todos tenemos el anhelo de cultivar al ser completo de nuestros hijos o de nuestros alumnos, sin embargo, no es tarea sencilla. Si bien acabo de listar varios factores clave de la educación, esta no es una lista exhaustiva, hay muchos aspectos más del ser humano que son importantes de desarrollar. La pedagogía Waldorf tiene esa mira, es por eso que la formación de sus docentes debe ser continua. Si bien somos seres complejos, la educación Waldorf busca comprender cada una de sus dimensiones, así que si quisiéramos definir qué pretende esta pedagogía alternativa, podríamos resumirlo en que busca entender al ser humano en su totalidad.

Se dice fácil, pero no lo es, pretender entender la psicología, el desarrollo físico, la parte emocional y lo intangible de nuestra esencia es una tarea titánica, pero hemos hecho avances en el intento. Precisamente desde este «big picture» que nos presenta el estudio del ser humano desde los lentes de la pedagogía Waldorf, es que intentamos generar las oportunidades adecuadas para que nuestros hijos y alumnos desarrollen su máximo potencial como habitantes de este planeta. Integrar cada una de estas dimensiones distintas para ofrecer una educación completa es el objetivo de la pedagogía para que al final hayamos formado a seres humanos libres, imaginativos, responsables, sanos y felices.



Movimiento y equilibrio
A pesar de que tradicionalmente se nos enseña que solo tenemos cinco sentidos, investigaciones recientes han cuestionado esta idea, sugiriendo que existen otros sentidos como el movimiento y el equilibrio. Estos sentidos son fundamentales para nuestra salud, bienestar y capacidad de aprender. El movimiento nos da libertad y felicidad, mientras que el equilibrio influye en nuestra estabilidad emocional y concentración. La pedagogía Waldorf promueve su desarrollo a través de actividades físicas. Sin embargo, muchos sistemas educativos aún subestiman su importancia, lo que plantea la pregunta: ¿por qué no se les da más relevancia?